Domingo de idas y venidas

El mundo es apenas una ínfima bola azul que flota en un vastísimo universo. Nosotros, que somos mucho más pequeños aún, nos construimos un mundo personal que incluye nuestro hogar, nuestro barrio y algunos pocos kilómetros a la redonda. Ahí enmarcamos casi todos nuestros afectos, odios y vivencias. Preferimos quedarnos en la escala en la que la Tierra nos parece plana y nos olvidamos de que hay gente viviendo en otros ángulos de verticalidad, a veces incluso cabeza abajo respecto a nosotros. Los intrépidos van y vienen, moviéndose por la superficie de la esfera, en trenes, barcos y aviones. Cuando se despiden, parece que realmente se fueran a alguna parte. En realidad, nunca se van, porque no abandonan la bola, sólo cambian el ángulo de verticalidad respecto al que los demás seguimos manteniendo. Unos ensanchan la vida cambiando de ángulo y otros visitando al cura. Lo que ustedes prefieran. Salud.