sábado, 4 de septiembre de 2010

Escenas Celestiales LXXII


Está el Cielo de las personas según lo da a entender la Biblia, en el que no entran los animales. Luego está el Cielo de las personas que en vida convivieron con algún animal en casa, compartiendo muchas emociones, alegrías y sinsabores. En este Cielo sí que entran los animales, claro. Dios, que está en todo y que tiene la idea fija de unir todos los cielos en uno, ha dispuesto un servicio itinerante de ángeles mediadores entre los humanos que no quieren saber nada de los animales y los que prefieren saber más de los animales que de los otros humanos. No parece fácil hallar una solución al problema, toda vez que las almas humanas, libres ya de la esclavitud del cuerpo y sus necesidades, no tienen motivo alguno para transigir en sus respectivas posturas. En el Cielo, los que tienen las ideas claras, se vuelven despóticos, porque se bastan a sí mismos y no necesitan de nada ni de nadie para seguir existiendo. Otra chapuza más que añadir a la larga lista de despropósitos originados por el Creador.

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