lunes, 14 de junio de 2010

Felipe


Felipe González se ha explayado a gusto en la Cadena SER esta mañana, pormenorizando todos y cada uno de los orígenes y causas de esta crisis. La entrevista que le ha hecho Carles Francino es digna de ser escuchada, porque deja claro que Felipe González es un político con una talla fuera de lo común. Su proverbial fluidez de palabra es el fiel reflejo de un pensamiento muy ordenado y mucho más competente aún. Más que el estadista por el que se le tiene, González es un político supraestatal y paneuropeísta, quizás más que la propia Merkel en estos momentos, fíjate lo que te digo.

Felipe González ha dicho que el problema no es si el despido se abarata más o menos, sino que es necesario ajustar la retribución a la productividad y elevar la excelencia de la producción mediante mejoras en la cualificación del mercado laboral, que anda por los suelos por culpa de la economía del ladrillo. Dice que deberíamos preguntarnos por qué Europa, presumiblemente el novamás en el ámbito de la educación, no ha generado fenómenos tecnológicos de alcance mundial como Google o Microsoft. Ha hablado -¡y de qué manera!- sobre la perversión de la economía mundial tras la Caída del Muro, que basa la práctica totalidad de su peso en productos financieros que nada tienen que ver con la economía real. Dice que sería muy fácil regular estos desmanes, a poco que existiera la voluntad de hacerlo por parte de los gobiernos. Ha hablado con solvencia de estos temas y de muchos más. Uno le escucha y se pregunta qué es lo que hemos hecho para, en tan poco tiempo, acabar padeciendo la clase política actual, de cuya mediocridad generalizada apenas se salvan unos pocos. Oyéndole, uno comprende por qué Aznar le tenía -¿le tiene?- tanta tirria y hasta se lo imagina como próximo candidato del PSOE.

Sin embargo, antes de preguntar dónde hay que pagar por la excelente charla recibida, caigo en la cuenta de que este hombre ya dirigió los destinos de este país una vez y durante muchísimo tiempo. Tiempo de sobra para haber hecho, como mínimo, algunas de las cosas que ahora tanto reclama y por las cuales jamás movió un dedo. Más bien todo lo contrario.

1 comentario:

  1. "Ajustar la retribución a la productividad". ¿Qué tipo de ajuste? ¿Qe tipo de productividad? ¿Dentro de qué sistema económico? ¿En beneficio de quién o quienes?
    De acuerdo con la necesidat imperiosa de regular esos desmanes.

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