Sin apenas tiempo para despedidas, hoy he vuelto a ver a amigos de la infancia. Grandes amigos. Casi hermanos éramos entonces. Seré un cursi, pero mi corazón latía con enorme fuerza, la alegría casi no se podía superar. Mañana vuelvo a cambiar mi ángulo con el eje de la Tierra y aunque todo seguirá igual, a la vez será distinto. Una lástima que estas cosas sólo ocurran de año en año. Hay melancolía en mi corazón. Es lo que siento. Debe de ser cosa del año que se va para nunca volver.
A Javier Ortiz, algún tiempo después
Hace 1 año
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