El descalabro actual lo soluciona Rouco en un pispás, si le dejamos. ¿Cómo? Pues haciendo -porque sería bueno, según él- que la conciencia guiada por la Ley de Dios "vuelva a ser un elemento y un órgano decisivo en el comportamiento no sólo personal y privado, sino en el comportamiento, en la acción y en las actividades públicas que afectan a todos". Como pueden ustedes ver, con los vientos de levante a favor, anda el hombre de lo más crecido. Igual es que ya se ve incluso al frente del ministerio de educación. O, mejor todavía, creando el Ministerio de Exorcismos.
Éstos no pararán hasta ver culminada su nueva cruzada. ¿O acaso se pensaban que los del nacionalcatolicismo iban de broma?
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