sábado, 17 de diciembre de 2011

Escenas Celestiales CXL



Esto del cielo no siempre fue así. Realmente sólo existe desde que dios bajó a la Tierra en forma de hijo, para prometer que después de esta vida hay otra mucho mejor (también prometió que no pasaría una generación hasta que volviera para juzgarnos a todos y aquí seguimos, ya tú ves, 2.000 años después). Así que los que tuvieron la mala suerte de morirse antes de esa fecha, fritos.

Pero a lo que iba: tras 2.000 años de muy amenas y variadas actividades en torno a la contemplación de la Gloria Divina, héte aquí que las almas más surferas vienen encontrando, desde hace ya algunas décadas, solaz y especial divertimento en danzar por el éter, esquivando las estelas de los aviones de líneas comerciales o quedándose quietas y permitiendo que el avión las atraviese (o ellas el avión, que eso no es fácil de dilucidar) con todo su pasaje a bordo. Los pasajeros no advierten nada de esto, claro, porque están concentrados en evitar que la comida se les caiga de las bandejitas, pero las almas se dan un verdadero festín atravesando las vísceras y los corazones a razón de mil millones de veces por segundo. Algún pasajero se siente de pronto impelido a mirar por la ventana sin saber por qué, pero ése es apenas el único efecto provocado por tamaña vorágine. En los pasillos, las azafatas continúan sonriendo como si nada pasase.

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