Cruzadas. Ésa es la cuestión. En lo de Brevik y en lo de la extrema derecha toda. En España, el levantamiento militar del 36 ádoptó la identidad de una 'cruzada'. Regresa el odio al musulmán desde las profundidades de la Edad Media. No hace mucho, el odio se dirigía contra los judíos. También están los gitanos. Todos ellos elementos invasores y extraños a las esencias cristianas de nuestra impoluta y siempre excelsa Europa. Les recomiendo que lean lo que dice al respecto Sami Naïr en El País y les cito una muestra como adelanto:
"La señora Merkel acusa al "multiculturalismo" de querer desestabilizar las identidades nacionales, cuando es la desestabilización social, económica, profesional, promovida por el Gobierno que ella dirige, la que provoca los choques identitarios y culturales entre los distintos grupos sociales. Transformamos a conciencia unos problemas sociales en problemas identitarios, de la misma manera que en ciertos países musulmanes se explica el desempleo por el no respeto a los versículos del Corán. Estas son las manipulaciones que preparan el terreno para el extremismo ideológico.
No saldremos de esta crisis con votos piadosos o simplemente apelando a los valores morales. Hay que combatir ideológicamente a la extrema derecha en todas partes, convertir en penalmente condenable la xenofobia, el racismo, el antisemitismo, pero también hay que acabar con esa economía basada en la lucha de todos contra todos, en el desempleo, en la destrucción del interés general. El jefe del Gobierno noruego ha respondido a ese ataque monstruoso reclamando más tolerancia, más libertad, más solidaridad. Tiene razón. ¡Pero que desconfíe! Convertiremos la tolerancia, la libertad, la solidaridad, en evidentes para todo el mundo cuando hayamos reinstaurado una sociedad del empleo, de la seguridad profesional, de la identidad común para todos. El acto del loco de Oslo no es un accidente aislado. Es posible que sea la señal anunciadora de tiempos turbulentos por venir. "
Anders Behring Brevik no es un tipo 'cruzado', como algunos quieren hacer creer. Es un cruzado en toda regla y el brazo activo, la mano ejecutora, de una ideología que cada día se hace más fuerte entre nosotros.
"La señora Merkel acusa al "multiculturalismo" de querer desestabilizar las identidades nacionales, cuando es la desestabilización social, económica, profesional, promovida por el Gobierno que ella dirige, la que provoca los choques identitarios y culturales entre los distintos grupos sociales. Transformamos a conciencia unos problemas sociales en problemas identitarios, de la misma manera que en ciertos países musulmanes se explica el desempleo por el no respeto a los versículos del Corán. Estas son las manipulaciones que preparan el terreno para el extremismo ideológico.
No saldremos de esta crisis con votos piadosos o simplemente apelando a los valores morales. Hay que combatir ideológicamente a la extrema derecha en todas partes, convertir en penalmente condenable la xenofobia, el racismo, el antisemitismo, pero también hay que acabar con esa economía basada en la lucha de todos contra todos, en el desempleo, en la destrucción del interés general. El jefe del Gobierno noruego ha respondido a ese ataque monstruoso reclamando más tolerancia, más libertad, más solidaridad. Tiene razón. ¡Pero que desconfíe! Convertiremos la tolerancia, la libertad, la solidaridad, en evidentes para todo el mundo cuando hayamos reinstaurado una sociedad del empleo, de la seguridad profesional, de la identidad común para todos. El acto del loco de Oslo no es un accidente aislado. Es posible que sea la señal anunciadora de tiempos turbulentos por venir. "
Anders Behring Brevik no es un tipo 'cruzado', como algunos quieren hacer creer. Es un cruzado en toda regla y el brazo activo, la mano ejecutora, de una ideología que cada día se hace más fuerte entre nosotros.
No se me había ocurrido. Tu idea es más que razonable: este tipo puede no ser un chiflado como todos quieren hacernos creer. De entre todos los hijoputas que a lo largo de la Historia se han dedicado a conquistar, invadir, masacrar, violar y aculturizar a pueblos y sociedades completas, en nombre de la supuesta supremacía de su religion, civilización o cultura, habrían contados locos. El resto actuaba como Breivik.
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