Cuenta la leyenda que un Jesús lleno de ira y furia no paró de hacer el gamberro, totalmente fuera de sí y arramblando con todo, hasta que logró echar a los mercaderes de cierto templo en no sé dónde. Su reino -dicen que dijo a gritos- no era de este mundo. Desde hace siglos, sus seguidores más fervientes y destacados -los pastores que tiran de las ovejas- no sé si han llegado a creer en algún momento que esto fue realmente así o, como ya digo yo, una simple leyenda. Más bien pareciera lo segundo, porque ni caso, tú. Ellos a lo suyo... y por lo bajini, apropiándose de cualquier cosa que se les ponga a huevo, según cuenta Carmen Morán en El País. Malditos sean por siempre los políticos que les han regalado las leyes para poder hacerlo impunemente.
¡Ay que ver, madre mía, cómo me identifico con Jesús a veces! (y ésta es una de ellas).
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