Tú te crees -porque te lo dicen por todos los medios y a todas horas- que lo que está ocurriendo con la economía es una más de tantas crisis que responden a ciclos inherentes al sistema capitalista. Algo así como un diluvio inevitable que en algún momento escampará (porque en algún momento tiene que escampar, ¿verdad?). Aprietas los dientes y cruzas los dedos esperando que las vacas flacas se marchen de una vez por donde mismo vinieron y que vuelvan las orondas que lo llenaban todo.
La culpa ha sido nuestra -dicen- que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. No cabe más salida -también dicen- que aplicar las medidas restrictivas que los gobiernos aplican al dictado de los mercados. No hay alternativas -dicen también- y vamos a tener que partirnos el lomo. El PP ya avisa de la impopularidad de las medidas que implantará en cuanto llegue al poder (medidas impopulares de los populares, ahí es nada). En resumen: los derechos, para el que se los pueda pagar.
Todo sea por reconstruir la economía, te dicen, como si todo el mundo estuviera pasándolas canutas en estos días. Y no es verdad. Los bancos de EEUU se hacen de oro con la crisis del euro, tarareando aquello de "money makes the world go round". Una élite de banqueros estadounidenses se reúne en secreto en algún lugar de Manhattan el tercer miércoles de cada mes. Planifican la estrategia para conseguir que el mercado de derivados financieros, unos productos altamente especulativos, siga rindiéndoles desorbitantes beneficios. En realidad, lo llaman crisis y es la mayor estafa que han visto los siglos. Retenga usted estos nombres en la memoria: Goldman Sachs, Citibank, JPMorgan Chase, HSBC y Bank of America. Juegan con nuestras vidas y no con las suyas.
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