El Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo ha condenado a España, por vulnerar la libertad de expresión de Arnaldo Otegi, a indemnizarle con 20.000 euros por daños morales y a pagar los 3.000 euros de las costas del procedimiento.
Lo recogido en esta sentencia son palabras mayores: vulneración de la libertad de expresión de un ciudadano por parte de un Estado democrático, ahí es nada. "Una pena de prisión impuesta por una infracción cometida en el terreno del discurso político no es compatible con la libertad de expresión garantizada en el artículo 10 del Convenio Europeo de Derechos Humanos."
Es lo que tiene tratar el problema vasco con el celo y determinación de un director de prisiones o de un planificador de campaña electoral en lugar de hacerlo desde una postura más ecuánime o con algo más de perspectiva política (que sí que la hay cuando el tema se ve desde Europa; siento decirlo, pero es así).
El problema vasco se acabaría de un plumazo, si a los vascos se les permitiera llevar a cabo un simple referéndum de autodeterminación (que no es una satánica cláusula del Manifiesto Comunista o un depravado invento del Dr. Infierno, sino un derecho fundamental de los pueblos, reconocido por las Naciones Unidas). Nunca he entendido por qué esto no se hace. Igual es por el miedo de España a perder una comunidad autónoma, pero es un miedo que tampoco acabo de entender. Yo -qué quieren ustedes- nunca he creído en las unidades de destino en lo universal y pienso que los vascos (o los catalanes o los ucranianos, un decir) no tienen por qué ser obligados a permanecer un minuto más donde no quieran estar o con quien no quieran estar. Creo que en el tratamiento del conflicto vasco hay una enorme falta de rigor y análisis serio, por parte del estado español, que desemboca inevitablemente en una visión sesgada y en acciones torpes, como esta sentencia judicial ha venido a dejar bien patente.
Si no se apela a la mediación internacional en este conflicto, debe de ser porque la parte más fuerte vería mermada su ventaja. La postura electoralista del PP y del PSOE en todo este tema -la lucha contra el independentismo vasco da muchos votos en Centroespaña- tampoco facilita las cosas.
Pese a todo, los habrá -de Pirineos para adentro, claro- que digan que la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo es del todo injusta y que se debe únicamente a que al frente del gobierno español nos encontramos al mindundi de Zapatero, en lugar de a Super-Rajoy, que es el único -junto a Mayor Oreja- que tiene claro que Otegi, ETA, Sortu, Batasuna, la Ikurriña, las herriko-tabernas y salir de 'pintxos' son todo lo mismo.
Pero está Zapatero y así no se puede, nunca nos toman en serio.
Hace años que digo eso mismo, en realidad pienso que bastaría con reconocerles el derecho a la autodeterminación, no creo ni que les interese un referéndum ahora mismo, probablemente prefieran esperar un momento más acorde a sus expectativas.
ResponderEliminarSaludos.