domingo, 31 de octubre de 2010

Domingo de boda


Hace dos días fue mi boda en Berlín. Doy gracias a la vida que me ha dado tanto (de lo bueno y de lo malo, que todo hay que decirlo). Fue un día verdaderamente grande. Un día muy soleado, disfrutado entre amigos que viajaron más de 5.000 kilómetros para estar a nuestro lado. Entre amigos que dieron lo mejor de sí para arroparnos y para que no nos faltara de nada. Mil gracias a todos. Como ya había vaticinado, no hizo falta cura alguno, ni se le echó de menos.

Esta canción siempre me pareció una cursilada de ésas que Paul McCartney le solía dedicar a su esposa Linda Eastman, pero ahora la entiendo y la hago mía. La hago nuestra. Supongo que los amantes podrán seguir dedicándose canciones en el cielo. De lo contrario, fuerte cagada de cielo. Felicísimo domingo a todos. Y al cura también, claro.

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