El Hippy Hippy Shake de Big Soul es de esas canciones que, de sencillas que son, parece que hubieran existido siempre. La estructura es puro Rock n'Roll. El ritmo es puro Manchester. La melodía es puro Kraftwerk. Todo previsible y familiar, al menos a priori. Entonces, ¿por qué es tan especial? ¿Qué secreto esconde? ¿Puede que la magia de la canción ande agazapada en los hipidos de Caroline Wimpole? Podría ser, pero seguramente hay más. Lo que desde luego no hay es artificio. La canción es contundente como pocas y tal vez ahí resida su éxito.
Tal vez por eso mismo la iglesia ya no es lo que era, porque ya no es contundente. Porque no puede ser lo contundente que solía ser en sus buenos tiempos. Y la verdad es que, dicho así, casi hasta da penita. Mis recuerdos al cura, señores, que yo me quedo con la sencillez y contundencia del hippy shake. Esto sí que levanta a un muerto. A ver si Dennis Hopper se anima. Y si no, buen viaje, maestro. Va por usted.
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