No vi el debate, ni lo pienso ver en diferido, porque llevo viendo la precuela demasiados meses ya y es de lo más cansina, pero sí que he leído las crónicas y no encuentro nada que me sorprenda ni que se salga de lo esperado, si exceptuamos el hecho notable de que esta vez Rajoy sí haya sido capaz de entender en todo momento lo que llevaba escrito (pero, oye, ¿no es esto acaso lo mínimo que cabe esperar de un registrador de la propiedad?).
No me interesa lo más mínimo quién haya sido el ganador o quién el perdedor. Valoro en todo caso que Rubalcaba haya intentado pese a todo hacerse con el partido -por aquello de la simpatía por el débil- y aplaudo también sus contrastadas dotes dialécticas -porque creo que es lo mínimo que debería exigírsele a alguien que ha de gobernar a los demás-, pero no dejo de ver que todo esto no es más que un triste partido a dos, de una liga que es sólo de dos y a la que los demás equipos asisten como mera comparsa.
No hay lugar para la audacia, no lo hay para los retos o la ilusión de que se pueda jugar de otra forma. El juego de ambos es plomizo y muy similar y jamás cambiaría el mundo ni las cosas. En una competición así, el que realmente gana, el único ganador en definitiva, es el dueño del tinglado, que es el que siempre hace caja.
Se puede decir más alto, pero no más claro. Totalmente de acuerdo contigo. Ese sentimiento es el que me asalta también hace mucho tiempo; el aburrimiento y cansancio que provoca escuchar ambos planteamientos de este "bipartidismo español" en muchos casos similares, como alternativa única posible dentro del ámbito político del pais. A ver si la gente espabila y cambiamos el chip, que desde luego hay( cada vez más) propuestas atractivas, incluso planteamientos para regenerar la imagen de la clase política eliminando cuestiones como la corrupción etc etc... Vamos a ver.
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