viernes, 14 de enero de 2011

¡Indígnese usted!


Lo cuenta Federico Mayor Zaragoza, en Periodismo Humano, y yo se lo traigo a ustedes aquí, por imprescindible:

Stéphane Hessel es el único superviviente de cuantos redactaron la Declaración Universal de Derechos Humanos, allá por el año 1948. Hessel tiene noventa y tres años y está muy lúcido. Nos dice verdades como ésta: "Necesitamos, hoy más que nunca, los principios y valores que nos guiaron y debemos velar juntos para que nuestra sociedad no abdique de los mismos”. Y menciona el tratamiento a los inmigrantes, los logros de la seguridad social, el inmenso peligro de unos medios de comunicación en manos de los más acaudados…

Y sigue: "es imprescindible la instauración de una verdadera democracia social y económica, en la que los intereses particulares se subordinen al interés general”… y se asegure la “libertad de prensa, su labor de independencia en relación al Estado, los poderes económicos y las influencias extranjeras”…

Stéphane Hessel, en su “última etapa”, reclama, volviendo a sus raíces, un compromiso público de resistencia, de defender la dignidad humana en todo momento, de no ser testigos impasibles y adormecidos.

Para que luego digan que lo de pretender arreglar el mundo son pecados de juventud y propio de utópicos infantiles que no saben lo que dicen.

1 comentario:

  1. Que razón lleva Hessel, como no podía ser mnenos, y que surrealistas pueden llegar a sonar estas palabras, basadas, como no, en los preceptos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en momentos como estos en los que todo es contrario a lo que en ella se plantea. ¡¡Y que lucidez tiene este hombre!! Aunque en él cabe la máxima de "donde hubo siempre queda". Saludos Miguelón

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