sábado, 3 de marzo de 2012

Escenas Celestiales CL



O igual el Cielo es, simplemente, dejar de sentir... esa manía que compartimos con la mayoría de los seres vivos y que nos ata a la tierra y al mundo; que nos sirve de transmisor de lo que sucede y nos permite situarnos en la realidad; que nos hace estar alerta ante los peligros y descansados cuando el medio es seguro. Es absurdo pensar que todo eso le haga falta a las almas (y más en un sitio como el Cielo, libre de todo mal), así que lo lógico es pensar que en el Cielo no hay sensaciones, ni sentidos ni sentimientos.

Quien haya tenido que operarse con anestesia general alguna vez probablemente entienda a lo que me refiero. Cuando despiertas sientes que te han robado el tiempo en el que permaneciste sedado -o incluso que has regresado de la propia muerte-, porque, a diferencia del sueño normal, con una anestesia no sientes nada de nada, ni siquiera hay una noción latente del tiempo y tampoco hay sueños o pensamientos que recordar cuando recuperamos la consciencia. Es como si durante ese tiempo no hubieras existido. La sensación que se tiene después es muy extraña y -también extrañamente- muy placentera, porque puedes decirte a ti mismo "La Muerte Era Esto". Y ves que no está nada mal, porque no sientes ni padeces, porque no vibras, porque -simplemente- no eres. No hay alegría, vale, pero tampoco hay dolor, porque no hay NADA. Y puede que eso sea exactamente el Cielo.

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