jueves, 18 de noviembre de 2010

El laicismo que nos asedia


En España estamos como en los tiempos de la II República en cuanto a anticlericalismo, denuncia Benedicto XVI. Ojalá, me digo yo. Ni de lejos estamos en aquella tesitura. En muchos aspectos -y el enorme apoyo económico del Estado a la Iglesia Católica es uno de ellos- España sigue siendo la flamante Reserva Espiritual de Occidente. Tranquilidad, pues.

Critica el papa el galopante laicismo -menos lobos- que nos aleja de Dios y nos hace más infelices. Y pensando estaba yo en la profundidad de esas palabras, cuando hete aquí que me encuentro en internet con un mapa que muestra el grado de importancia que cada país confiere a la cuestión religiosa. Lo tienen en la imagen que acompaña a estas líneas. Los países de amarillo más chillón son también los más religiosos a nivel oficial. Por consiguiente Suecia, Noruega y Japón son países harto desdichados, mientras que en el corazón de África y en el Suroeste asiático se encuentran los países más chiripitifláuticos y bailongos, de felices que están de tener a Dios con ellos. Lo cual demuestra, sin lugar a dudas, que lo que dice Benedicto XVI es del todo cierto y que la ciencia y los avances científicos, tecnológicos y sociales sólo provocan penurias, mientras que la fe refulge allí donde la gente es verdaderamente más feliz.

Quien pretenda extraer alguna relación entre la importancia de la religión en los distintos estados y sus respectivas situaciones económicas anda más despistado que un pulpo en un garaje. Palabra de Benedicto.

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