domingo, 21 de noviembre de 2010

Domingo Jobim



Cuando morimos, arrastramos con nosotros las cosas más queridas. Cuando estas cosas tienen alma -las personas, por ejemplo-, son también capaces de sentir que una parte de ellas es arrastrada. Con cada muerte de un ser querido, morimos un poco y el dolor se adueña un poco más de nuestra esencia... y así, hasta la derrota final.

Pero, para conjurar el dolor, está la música (que es muchísimo mejor que los sermones de los curas, juraíto). Una melodía o una determinada cadencia musical pueden recongraciarnos con la existencia, incluso en los momentos en que ésta se vuelve más perra. Antonio Carlos Jobim era el preferido de mi tío y le traigo esta canción como regalo de viaje. Sé que la arrastró consigo y que ya le hace compañía para siempre en el 'radiocassette' de su coche sesentero. De esa manera tan sencilla, contra cualquier pronóstico, 'La Chica de Ipanema' se ha convertido, de la noche a la mañana, en la banda sonora de una espectacular 'Road Movie'. Feliz domingo a todos.

1 comentario:

  1. Te doy toda la razón querido tocayo que en la música esta toda la esencia de la vida. Sin ella quizás ya me hubiese hundido más de lo que estoy...un saludo a Mila y felicidades por tu reciente enlace.

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