martes, 10 de agosto de 2010

Decencia de la docencia


Una vez constatado que el Love Parade es una fiesta que incita al pecado -les ha costado casi veinte años darse cuenta-, la Iglesia Católica ha decidido que ya está bien de permanecer impasible ante la ominosa degradación de la juventud. Y, para ello, lo primero que piensan hacer es impartir clases de educación sexual en los colegios, a fin de “iluminar la sexualidad de los adolescentes con la luz del Evangelio”. Me parece perfecto y estaban tardando. Pero la cosa ya quedaría redonda del todo -no me digan que no-, si Nacho Vidal impartiera, a cambio, clases de celibato en las iglesias de todo el orbe.

Que cada uno dé clases de lo que más sabe, ¿no? Así aprendemos todos.

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