“No es el hombre el que decide, es Dios el que decide quién es hombre y quién es mujer”, Joseph Ratzinger aka Benedicto XVI, a propósito de las operaciones de cambio de sexo. Está radicalmente en contra, por si alguien lo dudaba.
Pero una lectura algo reflexiva de lo que dice este bendito individuo nos lleva a la conclusión de que lo que pone en el carnet de identidad de cada cual es secundario, porque el sexo que en él figura lo puso en su momento un médico en la partida de nacimiento después de echarle una breve ojeada a las gónadas del neonato. Y no es el hombre -en este caso, un médico- el que decide. Así que cada transexual debe auscultarse el alma, dirigirse personalmente y en completa intimidad a su dios y aclarar las cosas todo lo posible. Lo que de esa discusión salga, dictará el camino a seguir. Operación sí, operación no. Dios decide.
Lo de la infalibilidad va a acabar teniendo su miga: El anciano ex combatiente de las juventudes hitlerianas* ha justificado lo que pretendía vilipendiar. Y lo que el Papa dice va a misa.
* En la biografía oficial vaticana pone que "pasó la adolescencia en Traunstein y fue llamado en los últimos meses de segundo conflicto mundial en los servicios auxiliares antiaéreos". Angelito.
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