Interrogatorio de urgencia al prelado Silvano Tomasi, observador del Vaticano ante la ONU. Como es una alta instancia de la Iglesia Católica, él, menos que nadie, está autorizado a mentir. El autor -o sea, yo- se aprovecha sibilinamente de tan extraordinaria circunstancia, para distorsionar la situación con rumbo al esperpento. Si se alcanza o no la ansiada meta, es ya decisión de ustedes.
- Buenos días, monseñor. ¿Es usted pedófilo?
- No, no, hombre, por dios, quite, quite. Soy efebófilo, no confundamos los términos.
- Y ¿cuál es la diferencia?
- Que a mí los niños y adolescentes impúberes no me ponen. Pero póngame usted delante a cualquier guapetón que haya superado la pubertad, eso ya es otra cosa.
- Entiendo. Le van los jóvenes y no los niños.
- Eso es. La pedofilia es una monstruosidad, pero la efebofilia ¿qué tiene de malo? ¿Acaso usted no sucumbe ante la belleza de una piel joven?
- No.
- ¿Ah no?
- No.
- Bueno. Pues yo sí. Pero nunca he cometido actos impuros, que conste, ¿eh?
- Pero hay muchos curas denunciados por abusos a menores, es decir, por pederastia.
- Pero ésos son sólo un 5% de los curas y, además, son homosexuales.
- Ah, bueeeeeeeno. Ahora lo entiendo. Homosexuales. No siga. Ya me lo ha dicho todo.
- ¿Comprende ahora?
- Claro como el agua. Los homosexuales tenían que ser. ¿Cómo no se me había ocurrido?
- Lo manchan todo sólo con su presencia.
- Por eso Benedicto no los quiere en su Iglesia, claro.
- Por eso.
- Se acaba con los homosexuales y se acabó la pedofilia. ¿No es eso?
- Eso es.
- Entiendo. Padre... todo esto que me ha dicho... usted está completamente seguro de que es así, ¿no?
- Completamente. Es la más absoluta verdad.
- Pues no le molesto más, monseñor.
- Puedes marchar en paz, hijo mío.
Un instructivo paseo por la Wikipedia revela lo siguiente: La infantofilia es la atracción erótica o sexual que una persona siente hacia un bebé o niño (0 a 5 años). La pedofilia es la atracción erótica o sexual que una persona siente hacia un niño o preadolescente (5 a 12 años). La efebofilia es la atracción erótica o sexual que una persona siente hacia un adolescente cuando ha superado la pubertad (13 a 17 años).
Así que la cosa va por edades y por mayor o menor presencia de hormonas sexuales en los organismos en desarrollo. En cuanto a las edades que cita el prelado (11 a 17 años), reconozcámoslo, hay cierto baile 'bacalaero' de cifras en la frontera entre Pedolandia y Efebolandia, pero, en cualquier caso, la culpa es de los maricones de mierda y no de los curas buenos. La Iglesia sabe hilar fino con tal de escurrir el bulto, no me digan que no. En esto, como en todo, la experiencia es un grado. Y es que son ya más de 2000 años en el machito. Y se nota.
IMAGEN: Fotograma de Muerte en Venecia, de Lucchino Visconti.
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