viernes, 1 de mayo de 2009

Manual de Omniayuda


Me he animado después de lo de ayer de Rouco. Si él puede pontificar recetas contra la crisis, yo también puedo, cuando menos, esbozar una idea en forma de pregunta. Más, si se tiene en cuenta que lo que me anima es el bien común, no el exclusivo de mi parroquia.

Si lo que se intenta por todos los medios es salvar el sistema financiero actual, inyectándole millones y más millones del erario público, y si lo que se inyecta o es insuficiente o se lo reparten los caraduras o se queda en manos de los bancos que no sueltan prenda ni conceden créditos ni hipotecas, se me ocurre lo siguiente:

Las próximas remesas de dinero público -nuestro, de todos- que se pongan encima de la mesa -que se pondrán, no lo duden-, en lugar de dárselas alegremente a los bancos, ¿por qué no se entregan como pago de las cuotas de las hipotecas de los menos pudientes? ¡Un año de hipoteca gratis total! De esa forma, los que hoy se encuentran al borde del deshaucio o del suicidio podrían mantener sus casas y tendrían un motivo menos para sentirse desgraciados en los próximos doce meses. De paso, los bancos obtendrían liquidez en lugar de ladrillos y el gobierno quedaría como un jabato ante el grueso de la opinión pública. 

Seguro que este razonamiento, de simple que es, hace aguas por algún lado, pero a mí, de torpe que soy, se me escapa por dónde. Los habrá que me digan que eso de pagar las deudas de algunos con el dinero de todos no es justo. Puede que no lo sea, ciertamente, pero, ¿acaso no es eso mismo lo que se ha estado haciendo hasta ahora?

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