jueves, 18 de agosto de 2011

Crónicas de Berlín XVII


Joe Hatchiban es un inglés que se acercó a Berlín hace siete años con la intención de pasar tan sólo un fin de semana con una novia que le había salido en uno de sus viajes.

Pues en Berlín se quedó y ahí sigue, con su "Bearpitkaraoke" cada domingo en el Mauerpark. El ambiente que rodea a este inglés que parece el doble malencarado de Damon Albarn no puede ser mejor. En un anfiteatro construido sobre los escombros de la guerra (todas las montañas de Berlín son en realidad escombros de la guerra) se congregan más de 500 personas para aplaudir y vitorear a los valientes que se suben al escenario para cantar -o algo así- sus temas favoritos. Los hay que hasta se atreven con Queen y he llegado a escuchar una versión en inglés del "Vino Griego". El repertorio que Hatchiban extrae cada tarde de domingo de su ordenador portátil parece no tener fin.

Lo que resulta verdaderamente genial es constatar que el público procede de todos los rincones del planeta y que nunca hay malos royos. Hasta el más desafortunado de los cantantes suele irse con algún que otro aplauso de ánimo, no en vano ha tenido al menos el arrojo de someterse al veredicto del público y los que no se atreven a pisar el escenario les aplauden precisamente por eso. También he visto a muchos que lo que hacen no puede considerarse cantar, pero que tienen la chispa que les permite meterse a las 500 personas en el bolsillo desde el primer momento o con algún truco escénico estratégicamente reservado para el momento preciso, en lo que sin duda es toda una clase gratuita y magistral de lo que significa el 'entertainment'.

Cada domingo, gracias a Joe Hatchiban, hay una escuela gratis de rock&roll en el Mauerpark a disposición de todo aquél que quiera ganar tablas para llegar a convertirse algún día en la próxima estrella del firmamento musical. Y la típica bajona de los domingos simplemente no existe. Gracias Joe, bendito seas.

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