martes, 6 de diciembre de 2011

La Era de Acuario



Enzo Rossi es desde luego un rara avis, un bicho de lo más raro: un empresario que sube el sueldo a sus empleados tras tratar de vivir con el salario que les daba. Con 1.000 euros mensuales no podía llegar al día 20 después de haber pagado las facturas del agua, el gas, el seguro del automóvil y haber tenido cuidado en el gasto cotidiano. Este hombre explica así la situación de no tener dinero a fin de mes: «me he sentido como uno cuando se sumerge en el mar a veinte metros de profundidad y descubre que la bombona de oxígeno se ha agotado». Y aunque no se define marxista, Rossi afirma: «La plusvalía generada de la transformación de la harina y de los huevos debe dar también beneficios a los agricultores que me dan la materia y a los trabajadores de la fábrica».

Pero quizás Rossi no sea tan raro, después de todo. Hoy escuché en la radio alemana un anuncio que denunciaba la especulación bursátil con productos alimenticios que provoca el hambre de millones de seres humanos y animaba a los inversores a ser justos y nobles (¡!) en la defensa de sus intereses, poniendo sus dineros a trabajar en causas menos miserables.

Una ministra italiana rompe a llorar en la rueda de prensa en la que tiene que anunciar duras medidas y recortes sociales.

Hoy no ha querido salir el sol, pero tampoco ha llovido.

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