martes, 13 de septiembre de 2011

Baldosas


Una de las cosas que llama poderosamente la atención a cualquiera que pasee por Berlín es la ausencia de pavimento industrial en las aceras de la mayoría de sus calles. En lugar de las baldosas prefabricadas e inamovibles a las que tan acostumbrados estamos los españoles, aparecen losas y piedras de perfiles y dimensiones bastante irregulares, empotradas en una mezcla de arena y tierra. Desconcierta que toda una capital europea presente unos suelos tan agrestes e incómodos para el desplazamiento humano, pero hay una buena razón para mantenerlos: cada vez que hay que cambiar o reparar una canalización de agua, gas, electricidad o teléfono... cada vez que hay que mejorar la infraestructura que subyace bajo nuestra actividad diaria, basta con apartar a un lado esas losas y esas piedras (trabajo que puede efectuarse con relativa facilidad y sin taladradora), reparar o cambiar lo que haya que reparar o cambiar y volverlas a colocar en su sitio. De esta forma se aprovecha el material existente en su totalidad y no se incurre en nuevos gastos. Es algo incómodo para el caminante inexperto (que tendrá que esforzarse en ponerse a la altura de las circunstancias), pero muy cómodo para el conjunto de la sociedad. De todas formas, es bastante fácil -a poco que uno se ponga a ello- cambiar los hábitos y dejar de arrastrar los pies.

Y que conste que hablo de baldosas y no de políticos.

1 comentario:

  1. Se le saluda. Estupendo artículo y muy práctica la idea. Mira tú y aquí nos bloquean media ciudad de cuando en cuando para cualquier chorrada. Fuerte falta de ignorancia. Lo que no acabo de pillar es la relación foto-artículo. Ah, bueno si!, la verdad que que chiquita losa ha sido este hombre durante cuarenta y pico años...

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