miércoles, 30 de marzo de 2011

Odian la risa


¿Qué pensarían ustedes si existiera una Asociación Estatal de Fontaneros Católicos? Estos fontaneros contarían con el beneplácito directo de su Dios y podrían aplicar toda su fe en el arreglo de cisternas y canalizaciones varias, garantizando así un resultado superior al de cualquier fontanero ateo.

Ridículo, ¿verdad? Pues sepan ustedes que sí que existe la Asociación Estatal de Abogados Católicos, por absurdo que esto les pueda parecer. Y son muy beligerantes y del todo carentes de humor en la defensa de su fe, por lo que no han dudado en querellarse contra el bufón Leo Bassi por ridiculizar a su jefe de filas, Benedicto XVI. Dicen que creen que "Leo Bassi puede haber incurrido en un delito perfectamente tipificado en el Código Penal (artículo 525.1) como es la ofensa y el escarnio hacia las creencias de una confesión religiosa". No caen en la cuenta de que este obispo alemán, de más que cuestionable pasado, se ridiculiza a sí mismo, sin ayuda de nadie, cada vez que abre la boca. Además, ¿a qué otra cosa puede dedicarse un bufón como Dios manda, sino a hacer escarnio de la autoridad y el status quo?

Hay millones de musulmanes en el mundo que se toman a mofa al Dios católico, pero esto no parece importarles a los miembros de la AEAC. Según se ve, les ofende mucho más el hecho de que un payaso cuestione al segundo de a bordo (un mindundi, en comparación con el Jefe).

Así y todo, lo más grave de todo este desagradable asunto es la existencia del artículo 525.1 en nuestro Código Penal. ¿De verdad existen todavía artículos así? ¿En pleno Siglo XXI? ¿Tal vez me equivoco y la Asociación Estatal de Fontaneros Católicos también existe?
 

2 comentarios:

  1. Le voy a confesar un íntimo deseo, D. Miguelo. En los últimos años se ha convertido en vehemente, hasta el punto en que un día se me va a pelar el cable y acabaré cumpliéndolo. ¿Se ha fijado usted en todas esas cruces que mancillan cada hito geográfico de nuestra islita de Gran Canaria? Montañas, montañones, colinas, degolladas, picos y picachos está coronados por un ofensivo símbolo que a mí, como a otros muchos, me transmite siglos de sangre, intolerancia y abusos. Me propongo derribarlos todos. La mayoría ocupan espacios protegidos y públicos por lo que se pueden considerar objetos abandonados. Un amigo llega más allá y propone el desagravio de sustituirlos por monumentos con la hoz y el martillo. ¿Cree usted que me aplicarían el art. 525.1 del Vómito Penal?

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  2. Le animo enfervorecido a que dé rienda suelta sus deseos, amigo Afro-canario, porque lo contrario genera frustraciones que habrán de ser tratadas en el diván del psicoanalista algún día, y eso sí que no. Vaya, hombre, vaya por esas colinas haciendo acopio de maderas para las hogueras de San Juan. Cuenta usted con mi apoyo, pero yo simplemente las eliminaría con el hacha y no las sustituiría por nada. Así y todo, procure que la Guardia Civil no le vea en el cumplimiento de sus sueños. Por si acaso.

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