sábado, 10 de diciembre de 2011

Escenas Celestiales CXXXIX



Nadie se imagina un Cielo repleto de señalizaciones, ¿verdad? Hemos de entender que las almas no precisan de señales. Por eso, allí no hay letreros ni nada que diga "a tal sitio, por aquí", "ha llegado usted a tal otro", "siga recto", "dirección prohibida" y cosas así. En tal caso, o bien las almas adquieren una especie de mapa por ciencia infusa nada más llegar -algo así como una especie de GPS celestial- o bien están condenadas a vagar eternamente hasta hacerse con el sitio y saber dónde está todo. Triste.

La alternativa sería más triste aún: las almas vagarían sin saber a dónde van ni lo que encontrarán en el futuro. Igualito que lo que les pasaba en la Tierra. Demasiadas alforjas para tan nimio viaje.

Y hay una alternativa más a todo esto, que es aún más angustiante, si cabe: que las almas no tengan curiosidad ni interés alguno en moverse del sitio que les tocó. Y así por toda la Eternidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se permite la entrada, cómo no, a todas las ideas.
Se prohíbe la entrada, cómo no, a cualquier insulto.